La etapa final o la enfermedad degenerativa del disco avanzada ocurre cuando el disco intervertebral se degenera y el espacio discal se colapsa. Esto puede provocar una hernia del material del disco interno a través de la pared del disco. También puede haber cambios visibles en la porción ósea de las vértebras adyacentes como se detecta por resonancia magnética o tomografía computarizada. La presión resultante del material del disco sobre los tejidos neurológicos es la fuente del dolor y los síntomas neurológicos.
Dinámica degenerativa del disco
La enfermedad degenerativa del disco es una frase general que describe las alteraciones que ocurren a medida que el disco intervertebral envejece. Según la Clínica Mayfield, el disco se vuelve menos flexible y no puede amortiguar efectivamente las fuerzas de los huesos vertebrales adyacentes. La razón principal por la que el disco pierde su resistencia mecánica se debe a la pérdida de agua o la deshidratación. Hace que el disco se encoja y ejerce más presión sobre la pared externa del disco. Ese estrés crea pequeñas rasgaduras en la pared del disco. Cuando esto ocurre, el material del disco interno más blando puede sobresalir a través de la rasgadura o herniarse. Cuando el material herniado empuja la médula espinal o los nervios espinales, puede causar dolor intenso y otros síntomas. Otras características de la enfermedad degenerativa del disco avanzada se producen cuando el espacio discal se vuelve tan estrecho que los huesos vertebrales se frotan. Esto produce un crecimiento óseo anormal en las vértebras. Estos efectos combinados resultan en un estrechamiento del canal espinal, llamado estenosis espinal. La estenosis espinal puede causar compresión de la médula espinal y los nervios espinales, lo que provoca aún más dolor y disfunción.
Síntomas avanzados
Los síntomas de la enfermedad degenerativa del disco avanzada dependen en gran medida del nivel de la columna vertebral en el que se produce la patología y la cantidad de hernia o estenosis involucrada, según el Centro de RM funcional de la Universidad de California en San Diego. En términos generales, la característica más importante de la afección es el dolor. Este dolor suele ser continuo y puede irradiarse a la espalda, las caderas y las piernas. Los brotes del dolor a menudo ocurren, y cuando la columna vertebral está torcida o doblada, el dolor con frecuencia empeora. Los casos graves pueden provocar síntomas más pronunciados. Las disfunciones sensoriales, conocidas como parestesias, pueden ocurrir en la espalda, los brazos y las piernas, y pueden ser tan graves como para causar parálisis en un lado del cuerpo. Ocasionalmente, puede ocurrir debilidad en una o ambas piernas, y el comportamiento al caminar puede verse afectado. La función de la vejiga y el intestino también puede verse alterada, y puede haber parálisis de parte de los músculos del diafragma.
Tratos
En general, los tratamientos no quirúrgicos, también llamados terapias conservadoras, son el primer intento de aliviar los síntomas de la enfermedad degenerativa del disco. Según la Clínica Mayfield, estos incluyen el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, analgésicos y relajantes musculares. Los corticosteroides también se pueden inyectar directamente en la columna vertebral para controlar el dolor. El descanso, los aparatos ortopédicos para la espalda, la fisioterapia, el ejercicio y la medicina quiropráctica también se usan con frecuencia. Cuando tales tratamientos fallan o si los síntomas empeoran, generalmente se recomienda la cirugía. La cirugía consiste en extraer el disco degenerado en su totalidad o el material del disco que se ha herniado en los tejidos neurales. Según MDGuidelines, la extracción del disco, llamada discectomía, puede provocar una fusión espinal intercorporal. Esto significa que el espacio intervertebral recibe material óseo injertado para alentar a las vértebras a crecer juntas. A menudo, los huesos se estabilizan con herrajes metálicos para que las vértebras no se muevan mientras se fusionan.