El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) informa que la mayoría de las personas tienen al menos 10 lunares, y algunas personas tienen hasta 40. Los lunares son generalmente de forma circular u ovalada y pueden estar al ras de la piel o elevados sobre las capas de piel circundantes. La mayoría de los lunares se desarrollan durante los primeros 20 años de vida, pero algunos pueden no aparecer hasta más adelante en la vida, según la Academia Estadounidense de Dermatología (AAD). La creación de nuevos lunares generalmente ocurre hasta aproximadamente la edad de 40 años.
Creación de lunares
Un lunar se conoce en términos médicos como "nevus" ("nevi" es el término para más de un lunar). Se crea un nevo cuando los grupos de células de la piel llamados melanocitos se unen a las células del tejido circundante. El NCI afirma que estos grupos se "distribuyen de manera uniforme por toda la piel y producen el pigmento que le da a la piel su color natural". Cuando la piel tiene capas adicionales de melanocitos, se crea un lunar. La AAD sostiene que los lunares "probablemente se determinan antes de que nazca una persona", un producto de configuración genética. Solo un bebé de cada 100 nacerá con un lunar (llamado nevo congénito).
Lunares típicos
Un lunar típico es de color carne, pero cuando se expone al sol, los pigmentos adicionales producidos por los melanocitos oscurecen el lunar. La AAD afirma que el ciclo de vida de un lunar normal es de aproximadamente 50 años. Los lunares suelen ser más pequeños que un borrador de lápiz, pero pueden sufrir numerosas alteraciones.
Transformación de lunares
A medida que una persona envejece, los lunares creados a lo largo de las décadas "pueden aplanarse nuevamente, volverse de color carne y desaparecer", según el NCI. Es importante documentar los lunares tomando fotografías todos los años para determinar si los lunares (y los melanocitos) han sufrido cambios recientes. Según el AAD, los lunares desaparecen del cuerpo al desvanecerse en la piel circundante, desarrollar un "tallo" y caerse, o ser erosionados por el roce.
Lunares atípicos
El NCI afirma que el 10 por ciento de la población tiene al menos un lunar atípico (anormal). Estos se llaman nevos displásicos y pueden identificarse por la irregularidad de su tamaño, color y forma. Estos lunares atípicos pueden convertirse en cualquier momento en cáncer de piel (melanoma). Los melanomas se crean por la expansión anormal de los melanocitos. Los melanocitos mutantes comienzan a destruir las células cercanas y eventualmente invaden otras células, creando un tumor, según el NCI. No todos los lunares atípicos desarrollan melanoma; de hecho, el NCI informa que solo la mitad de los casos de melanoma son causados por lunares atípicos.
Rayos ultravioletas y lunares
La AAD afirma que la cantidad de lunares en el cuerpo de una persona aumenta por la cantidad de exposición al sol a lo largo de los años. La AAD y el NCI están de acuerdo en que cuantos más lunares haya en el cuerpo, mayor será el riesgo de que la persona desarrolle melanoma cuando el cuerpo esté expuesto regularmente a los rayos del sol. Es posible que el cáncer no se desarrolle directamente de un lunar específico, pero una persona con un alto porcentaje de lunares se encuentra en una categoría más alta de riesgo de cáncer de piel. Se desconocen los motivos de este mayor riesgo.