Correr ofrece beneficios para su cuerpo, como fortalecer su corazón y pulmones y quemar calorías para ayudarlo a mantener un peso saludable. Pero correr puede pasar factura. La tensión repetitiva en su cuerpo, desde los pies hasta la zona lumbar, puede causar dolores y molestias. Esto puede ser especialmente cierto si corres sobre superficies duras, como el concreto.
Efecto de superficie dura
Correr implica que tus pies golpeen repetidamente el suelo, absorbiendo el impacto a través de tus pies hasta tus rodillas, caderas y espalda baja. Cuando sus pies golpean una superficie dura como el concreto, el suelo no absorbe nada del impacto; en cambio, esta vibración se refleja a través del pie con una intensidad mayor que si estuviera corriendo en una superficie como una pista cubierta destinada a correr o una cinta de correr. Con el tiempo, el impacto de correr sobre superficies duras puede traducirse en un mayor riesgo de lesiones.
Ejemplos de lesiones
Con frecuencia, correr sobre superficies duras puede provocar inflamación, como la tendinitis de Aquiles, una afección en la que el tendón que conecta el hueso del talón con la parte inferior de la pierna se inflama y causa dolor en el talón. Las superficies duras también pueden causar férulas en las espinillas, una inflamación de los tendones y músculos en la parte delantera y externa de la pierna. La compresión de la almohadilla de grasa ocurre cuando la almohadilla de grasa de amortiguación debajo de la rótula se enclava entre la rótula y el hueso de la parte inferior de la pierna, o tibia. Esto puede ocurrir cuando la pierna se endereza y su pie golpea la superficie dura. El impacto repetitivo también puede provocar fracturas por estrés en los huesos pequeños del pie o el tobillo, lo que en última instancia puede provocar una rotura significativa.