¿Alguna vez se preguntó qué tienen en común la cebolla, el ajo, el repollo, la col rizada y los huevos? Además de ser saludables, todos contienen grandes cantidades de azufre. Como el tercer mineral más abundante en el cuerpo humano, este nutriente juega un papel clave en la función hepática, el metabolismo energético, la síntesis de aminoácidos y más. Sin embargo, algunas personas pueden desarrollar intolerancia al azufre y experimentar reacciones adversas cuando ingieren demasiado.
El papel del azufre
El azufre es un mineral esencial que se produce naturalmente en una amplia gama de alimentos, como el repollo, las verduras de hoja verde, los productos lácteos y la carne. Es un componente importante de la cisteína y la metionina, dos aminoácidos necesarios para la síntesis de glutatión.
También conocido como el antioxidante principal, el glutatión elimina el estrés oxidativo, apoya la salud del hígado y ayuda a transportar los aminoácidos a través de las membranas celulares. Según una revisión de 2014 publicada en Integrative Medicine: A Clinician's Journal, este compuesto juega un papel vital en la función mitocondrial, la proliferación celular y la producción de varias enzimas antioxidantes. El cuerpo humano necesita azufre para producir dosis óptimas de glutatión.
Como señala WebMD, muchas personas toman suplementos de azufre para aliviar las alergias, los síntomas de la menopausia, la falta de aliento y las infecciones del tracto respiratorio superior. El mineral contiene propiedades antibacterianas y puede ayudar a tratar ciertas afecciones de la piel, como el acné, las verrugas y las manchas rojas en la piel.
Sin embargo, la mayoría de estas afirmaciones carecen de evidencia científica. Hasta ahora, la FDA ha aprobado el azufre como ingrediente activo en champús y otros productos para el cabello que luchan contra la caspa.
¿Qué es la intolerancia al azufre?
Aproximadamente una de cada 100 personas es sensible a los sulfitos y al azufre. Los investigadores no pueden decir qué causa la intolerancia al azufre o la toxicidad del azufre; Esta condición puede ocurrir en cualquier momento.
Las personas con colitis ulcerosa (CU) y síndrome del intestino irritable (SII), así como aquellas que tienen asma, parecen estar en riesgo. Después de la ingestión, las bacterias intestinales descomponen el azufre en sulfuro de hidrógeno. Este subproducto puede causar gases, hinchazón, dolor de estómago y molestias digestivas.
Según un estudio de 2016 publicado en el World Journal of Gastroenterology, comer demasiado azufre puede tener un impacto negativo en las personas con trastornos inflamatorios del intestino (EII). Los expertos en salud recomiendan que las personas que padecen colitis ulcerosa eviten los alimentos con alto contenido de azufre como nueces, huevos, carnes rojas y verduras crucíferas.
Otro estudio de 2016, publicado en la revista Trends in Molecular Medicine, descubrió que el sulfuro de hidrógeno puede causar inflamación en el tracto gastrointestinal. Este compuesto rompe la capa mucosa que rodea el intestino y lo protege contra bacterias y toxinas. Por lo tanto, los altos niveles de azufre en el cuerpo pueden empeorar los síntomas de la EII.
Señales de intolerancia al azufre
Algunas personas pueden desarrollar intolerancia al azufre y, si se encuentra dentro de esta categoría, puede experimentar irritación y erupciones cutáneas, ojos llorosos, dificultad para respirar y otras reacciones alérgicas. Sin embargo, es más probable que estos síntomas resulten de la exposición a sulfitos y no del azufre en la dieta.
Algunos expertos dicen que la intolerancia al azufre también puede causar dolor en las articulaciones, gases e hinchazón, estreñimiento, dolores de cabeza, niebla cerebral y cansancio. El eccema y la urticaria también son comunes. Estos síntomas se deben al hecho de que su cuerpo no puede metabolizar adecuadamente el azufre.
La evidencia clínica sobre toxicidad e intolerancia al azufre es limitada. La mayoría de los estudios confirman los riesgos potenciales de los sulfitos, no del azufre. Los sulfitos se agregan comúnmente a las mermeladas, productos horneados, frutas secas, vino, encurtidos, sidra de manzana y otros alimentos. Si experimenta síntomas inusuales después de comer o beber estas sustancias, consulte a un profesional médico para determinar la causa exacta.