La dieta del tipo de sangre fue creada por el Dr. Peter J. D'Adamo, el médico naturista que escribió "Eat Right 4 Your Type", un libro de gran venta del New York Times, en 1996. La dieta relativamente popular se basa en el Principio de que su tipo de sangre influye fuertemente en la forma en que su cuerpo asimila o reacciona a los alimentos, cómo se comporta su sistema inmunológico, cómo su cuerpo enfrenta el estrés y su probabilidad de desarrollar ciertas enfermedades. Después de caracterizar la naturaleza de los cuatro tipos de sangre generales: A, B, AB y O, la dieta ofrece planes de alimentación y ejercicio diseñados para satisfacer las necesidades individuales de cada tipo. Sin embargo, ninguna evidencia científica respalda la premisa de que ciertos tipos de sangre necesitan dietas específicas.
O Características del tipo de sangre
El Dr. D'Adamo caracteriza a O como el tipo de sangre "cazador", lo que significa que los tipos de O prosperan con una dieta rica en proteínas animales, específicamente carne, aves y pescado orgánicos. Según D'Adamo, los tipos O tienen un contenido de ácido estomacal más alto que el promedio, lo que los hace más eficientes para digerir la carne que otros tipos de sangre, pero también los hace más propensos a las úlceras estomacales. Las personas con sangre tipo O también tienen más probabilidades de tener niveles bajos de la hormona tiroidea, según D'Adamo, lo que las hace más propensas al hipotiroidismo, una condición que puede causar aumento de peso y fatiga. A pesar de estos dos problemas de salud comunes del tipo O, el tipo O promedio tiene un sistema inmunitario altamente activo. Las personas con sangre tipo O también tienen un sistema digestivo robusto y responden mejor al estrés a través de una actividad física intensa.
Restricciones dietéticas importantes
La dieta del tipo sanguíneo sugiere que los tipos O perderán la mayor parte de su exceso de peso, al menos inicialmente, al evitar los productos de granos. Aunque ciertos granos integrales, como el arroz integral y el mijo, no se consideran buenos ni malos para los tipos de O, la dieta específicamente requiere evitar los productos de trigo, indicando que las lectinas de gluten, las proteínas reactivas en el trigo, son la principal causa de aumento de peso en O tipos porque dificultan el metabolismo de la insulina, interfieren con el uso eficiente de calorías y promueven la inflamación.
D'Adamo aconseja a los tipos O que eviten el maíz por razones similares y además recomienda que los tipos O eviten los carbohidratos simples, especialmente en forma de granos refinados como la pasta, porque los tipos O convierten estos alimentos en grasas y triglicéridos más fácilmente.
Los productos lácteos son otro alimento que los tipos O deberían limitar severamente. Según la dieta, las personas con sangre tipo O generalmente son intolerantes a los productos lácteos con lactosa, incluida la leche, el queso y el yogur, y no los digieren muy bien. Aunque los huevos no son una fuente de lactosa, D'Adamo los coloca en la misma categoría, afirmando que son una fuente pobre de proteínas que los tipos O deberían evitar.
Los tipos O también deben evitar por completo ciertas verduras; Las lentejas, los frijoles y los frijoles blancos contienen lectinas que se depositan en los tejidos musculares, lo que dificulta quemar calorías de manera eficiente. También se dice que la col, las coles de Bruselas, la coliflor y las hojas de mostaza promueven el aumento de peso en los tipos de O, porque interfieren con la actividad tiroidea.
Otros alimentos para restringir
Aunque la dieta del tipo de sangre recomienda que los tipos O consuman carne de res magra, cordero y aves de corral y pescado magro y graso tan a menudo como lo desee, no aconseja consumir ciertos tipos de proteínas animales, incluidos el bagre, el salmón ahumado y el cerdo en cualquier forma. Del mismo modo, los tipos O generalmente pueden incluir aceites en su dieta (se recomiendan los aceites de oliva y de linaza para este tipo), pero se deben evitar otros aceites, como el de maíz, maní, cártamo y aceite de algodón. La dieta sugiere que, si bien los tipos O aún pueden comer ciertas nueces siempre que no sean una fuente primaria de proteínas, las nueces de Brasil, los anacardos, los cacahuetes y los pistachos deben evitarse por completo. La dieta tipo O también recomienda evitar los aguacates, las aceitunas, los champiñones, las papas, las naranjas, las fresas, las moras, el melón dulce y el melón, así como los encurtidos, el café, el té negro, los refrescos normales o dietéticos, el jugo de manzana, la canela, la nuez moscada, la vainilla y vinagre.
La falta de evidencia científica
No sería sorprendente que seguir la dieta del tipo de sangre lo ayudara a perder peso; cualquier dieta que limite estrictamente los carbohidratos refinados probablemente resulte en algún tipo de pérdida de peso. Si bien la dieta promueve alimentos saludables, no existe ninguna investigación que respalde la afirmación de que comer para su tipo de sangre se correlaciona directamente con una mejor salud y un menor riesgo de enfermedad.
Una importante revisión sistemática publicada por el American Journal of Clinical Nutrition en 2013 encontró que, después de que los investigadores examinaron más de 1, 000 estudios sobre el tipo de sangre y la dieta, no existe absolutamente ninguna evidencia de que la dieta del tipo de sangre sea una teoría válida. Si bien la revisión reconoció que ciertos tipos de sangre son propensos a ciertas enfermedades, no se ha demostrado que la dieta del tipo de sangre desempeñe un papel en la prevención, y sus supuestos efectos sobre la salud deben considerarse teóricos hasta que se prueben científicamente.