Las espuelas óseas pueden convertirse literalmente en un "dolor en el cuello". Condiciones tales como una mala postura y artritis pueden conducir a la formación de crecimientos óseos en los bordes de los huesos, ligamentos y articulaciones. Las espuelas óseas se desarrollan gradualmente con el tiempo, lo que eventualmente causa dolor y restringe el movimiento del cuello. El tratamiento para las espuelas de los huesos del cuello se enfoca en aliviar el dolor y debilitar los músculos tensos. Dependiendo de los síntomas, un médico puede aconsejarle sobre el mejor enfoque para hacer frente a la condición.
Síntomas
Las enfermedades degenerativas, la fricción entre las articulaciones y el sobrecrecimiento compensatorio natural del hueso causan espolones óseos u osteofitos. Las espuelas óseas no siempre son dolorosas, pero su presencia puede ejercer presión sobre los nervios, venas, articulaciones y músculos circundantes. Como resultado, las personas afectadas con espolones óseos pueden experimentar espasmos musculares, ardor o dolor irradiado, entumecimiento y otros síntomas, según el Centro Médico Cedars-Sinai. También se sabe que los osteofitos del cuello causan pérdida de movimiento y evitan la respiración o la deglución normales, señala la Clínica Mayo.
Medicación
Los dolores y molestias menores de las espuelas óseas se pueden tratar con reposo y medicamentos inflamatorios de venta libre. Su médico puede recetarle otros medicamentos para atacar síntomas específicos, como relajantes musculares para tratar los espasmos. Las inyecciones de cortisona o medicamentos esteroides similares a veces son necesarios para aliviar el dolor y el entumecimiento de los nervios pellizcados y las articulaciones rígidas. En todas las etapas de la rehabilitación, los medicamentos recetados pueden ir acompañados de remedios caseros, que incluyen compresas calientes o frías y masajes terapéuticos.
Terapia física
La cirugía rara vez se usa para tratar las espuelas del hueso del cuello. Los médicos generalmente recomiendan un programa de terapia para ayudar a restaurar la fuerza y la flexibilidad de las articulaciones y músculos debilitados. Los movimientos de fortalecimiento del núcleo, como la tracción cervical y los ejercicios de postura, son componentes comunes de los programas de terapia, según la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos. La tracción cervical implica el uso de un cabestro especial para crear resistencia contra el cuello y estimular los músculos dañados.
Ejercicios de rotacion
Incluso en las primeras fases del tratamiento, el movimiento ocasional es beneficioso para prevenir la pérdida de fuerza muscular y articular. Comience moviendo o girando la cabeza en direcciones que causen poco o ningún dolor, recomienda el Centro Médico de la Universidad de Maryland. Estire los músculos del cuello inclinando la cabeza hacia adelante y hacia atrás, y luego de lado a lado hacia los hombros. A medida que desarrolle un mayor rango de movimiento, practique rotar la cabeza de lado a lado comenzando desde una posición central. Mantenga la cabeza recta y use movimientos lentos durante los ejercicios. Mientras mueve el cuello, haga una pausa para mantener cada posición por unos momentos. Realice de cinco a 10 repeticiones de cada ejercicio 3 veces al día.
Ejercicios de resistencia
Además de la tracción cervical, puede realizar otros ejercicios de resistencia manuales. Comience colocando su mano a un lado de su cabeza. Manteniendo su mano firme, cree resistencia empujando su cabeza hacia su hombro como si intentara hacer un ejercicio de titulación. Mantenga esta posición durante cinco segundos antes de relajarse y repetir el movimiento. El mismo ejercicio puede usarse para crear resistencia en otras áreas del cuello colocando las manos en la parte posterior o frontal de la cabeza. Si es posible, realice de cinco a 10 repeticiones para cada ejercicio tres veces al día.