El trastorno bipolar es una enfermedad psiquiátrica que también se conoce como depresión maníaca. Aparece más comúnmente al final de la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta y se caracteriza por un estado de ánimo que alterna entre depresión y manía. El trastorno bipolar puede tratarse con una serie de medicamentos como el litio y el ácido valproico, que se sabe que causan aumento de peso debido al aumento del apetito y los cambios en el metabolismo de los carbohidratos. Afortunadamente, hay una serie de opciones que tienen menos probabilidades de causar este efecto secundario problemático.
Lamotrigina
La lamotrigina es un medicamento anticonvulsivo de amplio espectro que se usa para tratar una amplia variedad de trastornos convulsivos y también está aprobado para tratar el trastorno bipolar. La lamotrigina parece funcionar estabilizando las membranas neurales y desacelerando la liberación de neurotransmisores en algunas áreas del cerebro. A menudo se considera una buena alternativa al medicamento ácido valproico, que es conocido por causar aumento de peso. Los efectos secundarios de la lamotrigina pueden incluir dolor de cabeza, náuseas, mareos y fatiga. También se sabe que causa una erupción en algunos pacientes, que ocasionalmente puede volverse grave. Cualquier erupción cutánea, junto con los efectos secundarios que sean graves o persistentes, se debe informar a un médico.
Carbamazepina
La carbamazepina es un medicamento anticonvulsivo más antiguo que se usa para tratar las convulsiones parciales. Se ha aprobado una forma del medicamento para tratar el trastorno bipolar. Funciona al inhibir la activación rápida de las neuronas en el cerebro al interferir con el movimiento del sodio. Los efectos secundarios comunes incluyen malestar estomacal, mareos y visión borrosa. Además, puede aparecer una erupción cutánea rara pero potencialmente mortal junto con la posibilidad de desarrollar trastornos sanguíneos. Es posible que se requieran análisis de sangre ocasionales para controlar los procesos hematológicos, y cualquier erupción debe informarse a un médico.
Oxcarbazepina
La oxcarbazepina, una nueva forma química de carbamazepina, está aprobada para tratar el trastorno convulsivo y funciona de manera similar para interferir con la transmisión nerviosa al desacelerar el movimiento del sodio. Aunque no está aprobado para tratar el trastorno bipolar, según un informe publicado en Primary Care Companion to The Journal of Clinical Psychiatry, se ha demostrado que es efectivo. Los efectos secundarios pueden ser menos comunes que la carbamazepina, pero aún pueden incluir malestar estomacal, dolores de cabeza y mareos. También puede causar hiponatremia y deshidratación. Los cambios en la piel, las dificultades respiratorias u otros síntomas de deshidratación se deben informar a un profesional médico de inmediato.
Topiramato
El topiramato es otro anticonvulsivo que puede ser útil en el tratamiento del trastorno bipolar y, aunque aún no está aprobado, se usa como medicamento no indicado para el trastorno. Parece funcionar bloqueando una enzima, conocida como anhidrasa carbónica, en el cerebro y aumentando la acidez del tejido cerebral. El topiramato es de gran interés como alternativa a los medicamentos bipolares porque en realidad puede causar pérdida de peso en algunos pacientes. Otros efectos secundarios pueden incluir cambios en la memoria, pensamiento confuso, mareos y somnolencia. Las dificultades de la vista pueden indicar el desarrollo de glaucoma que justifica la atención médica inmediata.
Ziprasidona
La ziprasidona, un antipsicótico atípico, está aprobada para tratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar. El mecanismo de acción en el tratamiento de episodios maníacos no se conoce bien. Los efectos secundarios comunes incluyen mareos, somnolencia, náuseas y trastornos del movimiento. Pfizer, el fabricante de ziprasidona, ha informado que, aunque algunos pacientes informan aumento de peso, los estudios clínicos han indicado que el aumento de peso con el uso de ziprasidona no fue mayor que el del placebo. Los efectos secundarios más graves pueden incluir cambios en el ritmo cardíaco y el desarrollo de daño neurológico a largo plazo, conocido como discinesia tardía. Los pacientes que toman ziprasidona deben ser monitoreados ocasionalmente por el desarrollo de trastornos cardíacos y neurológicos.
