Repleto de hierro, calcio y vitamina A, la espinaca es un verde frondoso que tiene valor nutricional y sabor. La espinaca, que se disfruta sola o como complemento de prácticamente cualquier plato principal, es un cultivo de primavera y otoño que prospera en el clima más frío. Si planea congelar la espinaca hasta que llegue el momento de usarla, deberá cocinarla, o al menos blanquearla, para ayudar a detener la actividad enzimática que podría causar que se deteriore.
Paso 1
Lave las espinacas con agua corriente fría para ayudar a enjuagar la suciedad y los escombros.
Paso 2
Corte o corte las hojas dañadas y los tallos leñosos con un cuchillo.
Paso 3
Coloque las hojas de espinaca en una olla de agua hirviendo rápidamente.
Etapa 4
Hervir las hojas durante dos o tres minutos antes de verter el contenido de la olla en un colador.
Paso 5
Remoja las hojas de espinaca en un recipiente grande con agua helada para detener el proceso de cocción y enfriarlas.
Paso 6
Retire las espinacas del agua helada después de unos minutos y colóquelas sobre toallas de papel para que se sequen al aire.
Paso 7
Coloque las hojas de espinaca en grandes bolsas de congelador y séllelas bien, expulsando el exceso de aire.
Paso 8
Escriba la fecha actual en la bolsa antes de colocarla en el congelador.
Cosas que necesitarás
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Cuchillo
Maceta
Colador
cuenco
Cubos de hielo
Toallas de papel
Bolsa de congelador
Propina
Las espinacas se pueden mantener en el congelador hasta por un año.
Advertencia
No vaporice las espinacas.