Los síntomas de cualquier enfermedad generalmente lo mantienen fuera del gimnasio mientras dura la enfermedad. Una vez que sus síntomas comienzan a desvanecerse, sus pensamientos pueden volver al gimnasio. El ejercicio puede ayudarlo a recuperar su fuerza a medida que se recupera de la enfermedad. Escuche a su cuerpo para determinar cuándo reanudar los entrenamientos en el gimnasio y qué tan intensamente hacer ejercicio.
Propina
En general, está bien hacer ejercicio a un ritmo fácil o moderado si sus síntomas residen "por encima del cuello", como estornudos o secreción nasal, y no tiene fiebre. Sin embargo, no debe hacer ejercicio si tiene síntomas "debajo del cuello", como congestión en el pecho o malestar estomacal, o si tiene fiebre.
Gravedad de la enfermedad
El tipo de enfermedad que tiene juega un papel importante cuando puede volver al gimnasio. En general, el ejercicio aún es posible si solo tiene un resfriado leve, siempre y cuando no tenga fiebre y no tosa mucho. Sin embargo, si tiene una enfermedad contagiosa, manténgase alejado del gimnasio hasta que haya pasado el riesgo de transmitir sus gérmenes. Es probable que una infección viral lo deje con debilidad en los músculos, por lo que su entrenamiento habitual puede ser más difícil de completar cuando hace ejercicio después de la gripe.
Regresar al entrenamiento después de la enfermedad
Los síntomas específicos que experimenta con la enfermedad afectan cuando puede regresar al gimnasio. Siempre espere hasta que desaparezca la fiebre para volver a hacer ejercicio. Espere a que pasen otros síntomas significativos, como vómitos, diarrea, calambres abdominales, tos intensa, dolores o escalofríos generales. Para obtener los mejores resultados, espere hasta que comience a sentir un aumento en su energía y fuerza muscular para poder completar un entrenamiento. Consulte con su proveedor de atención médica si no está seguro de si es seguro regresar al gimnasio.
Primer entrenamiento después de la enfermedad
Su primer viaje de regreso al gimnasio es la prueba de la fuerza de su cuerpo después de que la enfermedad pasa factura, por lo que ayuda a prepararse con una nutrición adecuada y un calentamiento. Planifique un entrenamiento más corto con menor intensidad que antes de enfermarse. Es menos probable que un ritmo más lento lo haga sentir peor o que reaparezcan sus síntomas. Si siente mareos, náuseas o dolor, finalice el entrenamiento temprano o disminuya la velocidad aún más. Tómate el día libre del gimnasio para darle a tu cuerpo más tiempo de recuperación.
Su regreso al entrenamiento completo
Si sus viajes al gimnasio involucran actividades de entrenamiento intensas, debe dar tiempo para volver a su nivel de intensidad anterior. Runners World sugiere, como regla general, que su período de intensidad reducida del ejercicio debería durar de dos a tres días por cada día de enfermedad. Por ejemplo, si su resfriado persistió durante cinco días, debe tomar de 10 a 15 días para recuperar su intensidad de entrenamiento anterior. Comience con un entrenamiento de nivel fácil que dure de 20 a 30 minutos; luego aumente su tiempo en cinco o 10 minutos al día durante la primera semana.
Luego, puede aumentar lentamente la intensidad con cada entrenamiento, prestando mucha atención a su cuerpo para detectar signos de que está trabajando demasiado duro. Si se está recuperando de una enfermedad grave, su fuerza puede variar de un día a otro. Un viaje al gimnasio puede permitir un entrenamiento intenso, mientras que al día siguiente puede sentir que no puede completar un entrenamiento fácil. Ajuste su horario de entrenamiento para acomodar cómo se siente su cuerpo cada día.