Cuando llega el verano, los bañistas acuden en masa a las playas, parques y junto a la piscina para disfrutar de los rayos del sol. Claro, tomar el sol tiende a sudar, lo que la mayoría de nosotros asociamos con la quema de calorías. Pero es posible que se pregunte: ¿acostarse propenso a la luz del sol en realidad tiene algún beneficio para perder peso? La respuesta es más que superficial.
Regulación de calor y metabolismo
Los humanos, como todos los mamíferos, son endotérmicos o de sangre caliente, lo que significa que regulan su propia temperatura corporal a través de mecanismos internos. Cuando el cuerpo siente que está en un ambiente que es demasiado caliente o demasiado frío, inicia medidas para regular su propia temperatura, como temblar en ambientes fríos o sudar en ambientes cálidos. Otras respuestas físicas a las temperaturas cálidas incluyen relajar los músculos, disminuir la producción de adrenalina y disminuir la velocidad a la que ocurre el metabolismo.
El metabolismo es el proceso por el cual el cuerpo convierte los alimentos en energía y suministra esa energía a las células. Esta energía puede provenir de una comida o de reservas almacenadas en el cuerpo como grasa. La cantidad de energía necesaria depende del nivel de actividad física del cuerpo. Pero un cuerpo en reposo todavía consume un nivel mínimo de energía para mantener las funciones corporales básicas; Esto se conoce como la tasa metabólica basal, o BMR.
Cuando el cuerpo está caliente y en reposo, la TMB cae a un nivel bajo, lo que significa que el cuerpo consume menos calorías para mantenerse en funcionamiento. Dado que tomar el sol implica permanecer inmóvil al sol, consume muy pocas calorías. Tomar el sol solo puede decirse que quema calorías en el sentido general de que hacer cualquier cosa quema al menos algunas calorías. Por ejemplo, el cuerpo usa calorías, aunque a un ritmo bajo, incluso mientras está dormido.
Un beneficio potencial para quemar grasa
Si bien dosificarse con la luz solar no aumenta la producción de calorías, existe evidencia científica de que la luz solar le ayuda a quemar más grasa. La investigación publicada en Scientific Reports en noviembre de 2017 concluyó que las longitudes de onda de luz azul del sol ayudan a reducir las células grasas blancas ubicadas justo debajo de la superficie de la piel.
El descubrimiento fue accidental. Investigadores de la Universidad de Alberta en Canadá se propusieron ayudar a las personas con diabetes tipo 1 al intentar manipular genéticamente estas células grasas para producir insulina cuando se exponen a la luz. En el camino, se sorprendieron al notar que la exposición al sol en realidad redujo las gotas de lípidos en las células grasas debajo de la piel y causó que estas células almacenaran menos grasa.
Sin embargo, los investigadores también notaron que se necesitan más estudios en esta área y que aún no conocen la intensidad o duración de la luz solar necesaria para activar este proceso. La conclusión: no cambie su membresía de gimnasio por una insignia de playa todavía.
Tomar el sol y otros factores de salud
Más allá de la pérdida de peso, tomar el sol beneficia la salud. La luz del sol ayuda al cuerpo a producir vitamina D, un nutriente importante que ayuda al cuerpo a absorber el calcio y a mantener huesos y articulaciones saludables.
Algunas investigaciones, incluido un estudio de octubre de 2013 en el International Journal of Epidemiology , también han relacionado la vitamina D con una mejor salud del corazón. Y hay alguna evidencia de que la exposición a la luz solar puede reducir su riesgo de ciertos tipos de cáncer: un estudio de febrero de 2014 publicado en Environmental Health Perspectives descubrió que reducía el riesgo de cáncer de mama, mientras que una investigación publicada en abril de 2015 en el Journal of Steroid Biochemistry and Molecular Biology vinculaba luz solar débil a un mayor riesgo de cáncer de páncreas.
Sin embargo, la exposición prolongada a los rayos ultravioleta del sol también conlleva riesgos para la salud, incluido el aumento de la probabilidad de cáncer de piel. Para ayudar a reducir este riesgo, la Sociedad Americana del Cáncer recomienda aplicar generosamente un protector solar de amplio espectro (que protege contra los rayos UVA y UVB) con un FPS de 30 o más cada vez que planee estar al sol, y volver a aplicarlo al menos cada dos horas.