Con un promedio de cuatro libras, el hígado es su órgano interno más grande. Desempeña un papel vital en numerosos procesos fisiológicos, incluida la función metabólica y la desintoxicación de la sangre. Debido a que está continuamente inundado de toxinas de origen interno y externo, su hígado es más propenso a sufrir el tipo de daño del que protege a su cuerpo. Sin embargo, el hígado puede regenerarse al reemplazar el tejido dañado con tejido hepático nuevo y saludable. Como precaución, la cafeína en grandes cantidades puede ser perjudicial en ciertas personas cuando se toma en combinación con acetaminofén, según un estudio de 2002 publicado en "Toxicología y farmacología aplicada".
Daño hepático
El hígado es un órgano resistente. Según el sitio web Life Extension, hasta el 75 por ciento de su tejido puede dañarse o extirparse quirúrgicamente antes de que ya no funcione. Caracterizada por el lento deterioro y mal funcionamiento del órgano, la cirrosis hepática es la duodécima causa principal de muerte relacionada con la enfermedad en los Estados Unidos, según las estadísticas de 2004 proporcionadas por el Centro Nacional de Información sobre Enfermedades Digestivas.
Causas del daño hepático
Algunas causas comunes de daño hepático incluyen el consumo crónico y excesivo de alcohol, las infecciones virales por hepatitis y el uso a largo plazo de medicamentos o hierbas que son tóxicos para el hígado. Las altas tasas de obesidad y diabetes contribuyen a la mayor incidencia de enfermedad del hígado graso no alcohólico, o NAFLD, una condición caracterizada por la acumulación de grasa en el hígado. La exposición prolongada a carcinógenos, incluidos los que se encuentran en los cigarrillos y los vapores químicos, también puede causar daño hepático extenso. La colestasis y otras enfermedades que dañan o destruyen los conductos biliares del hígado causan degeneración del hígado a través de la acumulación de bilis. Varios tipos de hepatitis, o inflamación del hígado, ocurren a través de la infección de la sangre, mientras que la hepatitis autoinmune ocurre cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca las células del hígado, causando inflamación que daña los tejidos. Las enfermedades genéticas que interfieren con la función hepática, incluida la enfermedad de Wilson, la fibrosis quística y la galactosemia, son otras afecciones degenerativas que causan daño hepático crónico.
Efectos de la cafeína
Un estudio en una edición de 2007 de "Nigerian Journal of Physiological Sciences" informa que la cafeína puede suprimir las cicatrices hepáticas en pacientes con enfermedad hepática crónica. La acumulación de tejido cicatricial bloquea el flujo de sangre al hígado, lo que afecta la capacidad del órgano para funcionar y curarse a sí mismo. Además, un estudio de 19 años de duración de poco menos de 10, 000 personas mostró que beber una cantidad moderada de bebidas que contienen cafeína al día reduce significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad hepática crónica, como se señaló en un número de 2005 de "Gastroenterología". Más específicamente, aquellos en el estudio que tomaron dos o más tazas de café o té por día desarrollaron una enfermedad hepática crónica la mitad de veces que aquellos que consumieron menos de una taza al día.
Consideraciones
El aumento del consumo de cafeína es más beneficioso para las personas que tienen un alto riesgo de desarrollar enfermedad hepática crónica, incluidas las que padecen obesidad, consumo excesivo de alcohol, sobrecarga de hierro y hepatitis B o C. Sin embargo, aumentar su consumo de cafeína no disminuye su riesgo de contraer un virus que daña el hígado, como la hepatitis. Además, beber grandes cantidades de cafeína puede ser perjudicial para la salud del hígado cuando se combina con el medicamento para aliviar el dolor acetaminofeno, según un estudio en animales de octubre de 2007 publicado en "Chemical Research in Toxicology". El estudio encontró que altas cantidades de cafeína empeoraron la cicatrización del tejido hepático en ratas con daño hepático inducido por acetaminofeno.