Tradicionalmente cocinadas con especias picantes, ya sea en salsa húmeda o en masa seca, las costillitas se sirven mejor con guarniciones que equilibran sus sabores de sabor fuerte. Elija guarniciones cuyos sabores contrasten con el sabor o el calor de la salsa; complementa y profundiza el sabor de las costillas; o refresca tu paladar con la rica carne.
Fresco y refrescante
Las ensaladas contrastan con las costillitas en su temperatura y frescura. La col combina bien con la carne de cerdo, por lo que no puedes equivocarte con la ensalada de repollo y un aderezo cremoso que equilibra la acidez en una salsa de costillas a base de tomate. La ensalada de papa con el mismo tipo de aderezo funciona igual de bien. Si su salsa es de inspiración asiática, con salsa de soja o sabores teriyaki, use una vinagreta de vino de arroz con ensalada de repollo y agregue zanahorias ralladas, cilantro y cebollas rojas.
Pasar las verduras
Para una barbacoa de verano, la mazorca de maíz a la parrilla aporta un toque de dulzura que atenúa el chile en polvo o los sabores picantes de las costillas al pimentón. Sirva el maíz también por el color amarillo brillante que aporta a la mesa. Las cebollas asadas, blancas o rojas, las berenjenas o las papas también se combinan bien con la carne de cerdo; cocínalos junto con la carne a la parrilla. Profundiza sus sabores con una pizca de orégano fresco o seco.
Dulce y jugoso
Las frutas de hueso, como los duraznos, las ciruelas y los albaricoques, aportan una textura suave que contrasta con las costillas masticables y la dulzura para compensar una salsa picante. Asa estas frutas, así como rodajas de piña o aguacate, para resaltar sus sabores. Corta los aguacates por la mitad y pásalos pero deja sus cáscaras intactas, asando solo el lado cortado. O sirva una ensalada fresca de frutas, con mango tropical, kiwi y piña.
Pan y vino
Pan de maíz. Crédito: bhofack2 / iStock / Getty ImagesSi su salsa de costillas no tiene ajo, sirva rebanadas de pan de ajo con mantequilla con perejil fresco. El ajo y el perejil cortan la riqueza de la carne, y la riqueza de la mantequilla equilibra cualquier acidez en la salsa. Si la salsa tiene ajo, las galletas o el pan de maíz son los favoritos de la multitud, servidos con mantequilla y miel. Una cerveza sabrosa o un audaz vino tinto completa la comida.