Poco apreciados y a veces sobreutilizados, los músculos de la mandíbula son algunos de los músculos más activos de todo el cuerpo. Cada vez que bostezas, hablas o comes, estos músculos son responsables de los movimientos que hace tu boca. Debido a esta gran carga de trabajo, no es inusual que los músculos de la mandíbula se vuelvan demasiado trabajados y dolorosos. Afortunadamente, con el conocimiento de las causas del problema y algunos ejercicios fáciles, el dolor puede mejorarse o resolverse en muchos casos.
Propina
Desarrollar fuerza en la boca y el cuello y corregir los desequilibrios musculares puede ayudar a relajar los músculos de la mandíbula.
¿Qué es la disfunción de la articulación temporomandibular?
La disfunción de la articulación temporomandibular, o TMD, es un grupo de trastornos que afectan los músculos de la mandíbula, las articulaciones de la mandíbula a ambos lados de la cara y los discos que separan el hueso de la mandíbula del cráneo.
En muchos casos, más de una de estas áreas puede verse afectada simultáneamente. A veces denominado TMJ, trastorno de la articulación temporomandibular, este problema se observa con mayor frecuencia en mujeres que en hombres y puede causar problemas en uno o ambos lados de la boca.
¿Qué causa la TMD?
Las causas específicas de TMD aún no están claras. Si bien puede haber un componente genético, el trastorno también puede originarse por el desgaste de las articulaciones de la boca o por un trauma o lesión en la mandíbula. Apretar o rechinar los dientes regularmente, conocido como bruxismo , también puede provocar esta afección. Sin embargo, en muchos casos, puede no haber un incidente específico o una razón conocida para TMD.
Síntomas de TMD
Debido a que la disfunción de la articulación temporomandibular es en realidad un grupo de trastornos, puede causar una amplia variedad de síntomas. Se puede desarrollar dolor en el cuello, los hombros o el área facial, y puede experimentar dolor o fatiga en los músculos de la mandíbula. También puede resultarle difícil abrir y cerrar la boca o masticar alimentos. Además, puede experimentar estallidos, rechinar o bloquear con el movimiento de la mandíbula o hinchazón en el costado de la cara.
En otros casos, pueden ocurrir dolores de cabeza, mareos o zumbidos en los oídos. El dolor también puede irradiarse a los dientes u oídos y presentarse como un dolor de muelas o dolor de oído común. En algunas personas, los síntomas de TMD son temporales, mientras que otros los experimentan crónicamente durante muchos años.
¿Cómo se diagnostica la TMD?
Debido a que muchos de los síntomas de TMD también pueden provenir de otras afecciones, puede ser necesario un examen completo. Además de examinar físicamente su mandíbula, su médico o dentista también puede ordenar una radiografía para observar adecuadamente los huesos de su boca. Puede ser necesaria una resonancia magnética o tomografía computarizada para visualizar adecuadamente los músculos y las estructuras que rodean la articulación.
En algunos casos, también puede ser necesario un procedimiento artroscópico que inserte un cable delgado y una cámara en la articulación temporomandibular para que el médico pueda ver el problema con mayor claridad.
Ejercita tu dolor lejos
Cada caso de TMD es único, por lo que es importante trabajar con su médico o dentista para determinar el mejor curso de tratamiento. Dicho esto, en muchos casos el ejercicio puede ayudar a mejorar sus síntomas.
Según una revisión de 2019 publicada en el Journal of Oral Rehabilitation, realizar ejercicios específicos de ATM puede ayudar a mejorar el dolor general y la movilidad de la boca. Pruebe los siguientes ejercicios para ayudar a aliviar sus síntomas de TMD y relajar los músculos de la mandíbula.
Apunte a sus flexores profundos
Esta técnica ayuda a activar los flexores cervicales profundos. Fortalecer estos músculos, que se encuentran detrás de la tráquea en la parte delantera del cuello, puede ayudar a reducir el dolor de TMD y mejorar el movimiento de apertura de la boca.
CÓMO HACERLO: Acuéstate boca arriba y mira hacia el techo. Sin levantar la cabeza del suelo, asiente con la cabeza o mete la barbilla como si te estuvieras dando una papada. Asegúrate de no encogerte de hombros mientras haces esto. Mantenga esta posición durante 10 segundos antes de soltarla y realice 10 repeticiones cada día.
Abrir de par en par y decir Ahhhh
En algunos casos, la tensión o la debilidad en los músculos de un lado de la mandíbula pueden provocar desequilibrio o dolor. Este ejercicio ayuda a corregir esta asimetría y puede disminuir su dolor.
CÓMO HACERLO: Párate frente a un espejo y practica abrir la boca sin permitir que tu mandíbula se desvíe hacia el lado izquierdo o derecho. Una vez que haya abierto lo más que pueda sin causar dolor, manténgalo aquí durante un segundo o dos. Luego, cierre lentamente la boca y, una vez más, asegúrese de que no se mueva hacia ningún lado mientras lo hace. Complete de 15 a 20 repeticiones de esta técnica dos o tres veces al día.
Trabaja en relajarte
Sus masticadores son un grupo de cuatro músculos (el masetero, el temporal y los pterigoideos laterales y medial) que son responsables de hacer el movimiento de masticación. Las técnicas que ayudan a relajar estos músculos pueden mejorar el dolor de la mandíbula, aumentar el grado de apertura de la boca y corregir los desequilibrios musculares.
CÓMO HACERLO: Coloque el tercio frontal de la lengua en el paladar justo detrás de los dientes. Aplique una ligera presión a través de su lengua e intente mantener la sujeción el mayor tiempo posible. Trabaje hasta 10 minutos por sesión e intente realizar el ejercicio tres veces por semana.
Fortalecer los músculos de la mandíbula
Este ejercicio de ATM ayuda a fortalecer los músculos que mueven la mandíbula hacia atrás y relaja los músculos que la cierran.
CÓMO HACERLO: cierre la boca para que sus dientes superiores e inferiores se toquen ligeramente entre sí. Coloque su lengua contra la parte superior de su boca justo detrás de sus dientes y lentamente corra hacia atrás hasta que llegue a la parte blanda de su paladar. Una vez que no pueda retroceder más, abra lentamente la boca hasta que sienta que su lengua comienza a perder contacto con el paladar.
Mantenga esta posición durante cinco segundos antes de relajarse. Continúa repitiendo la técnica durante cinco minutos cada día.
Advertencias y precauciones
Si sus síntomas no mejoran con estos ejercicios, pueden ser necesarios tratamientos más avanzados, como un protector bucal o una cirugía. Asegúrese de informarle a su médico o dentista si experimenta un empeoramiento del dolor, un bulto en la mandíbula, el área del cuello o las mejillas, entumecimiento u hormigueo en la boca, dificultad para tragar o hablar, cambios vocales o pérdida de peso inesperada, porque pueden ser indicativos de un problema de salud más grave.