A casi todos les gusta la sensación satisfactoria de saciedad, o sentirse "lleno", después de una comida. Para algunas personas, esta sensación es fugaz, lo que lleva a la sensación de tener hambre todo el tiempo, así como a una sensación de náuseas marcadas cuando no se come. Aunque ciertamente desagradable, hay formas de abordar la situación.
Evitar la convención
La mayor parte del mundo moderno pone a las personas en un horario programado cuando se trata de la hora de comer, estableciendo la "regla" en tres comidas al día. Con el tiempo, el cerebro aprende que la comida solo llega en ciertos momentos, mientras que biológicamente su cuerpo puede estar resistiendo este reloj interno y puede necesitar calorías en ese instante. Esto es especialmente cierto para aquellos con metabolismos altos. Según la Dra. Michelle May, la clave para superar esta respuesta aprendida contra el hambre es prestar mucha atención a cuando realmente sientas punzadas de hambre. Cuando sucedan, tome un refrigerio ligero que lo ayude y tal vez cambie sus comidas a más temprano o más tarde.
Cambia tu dieta
Mucho se ha dicho acerca de los peligros de la comida rápida, desde estar relacionado con la obesidad hasta ciertos tipos de trastornos digestivos. En relación con los constantes sentimientos de hambre y las náuseas que lo acompañan, es la preparación de los alimentos la clave. Cuando los niveles de azúcar en la sangre bajan, el cuerpo desencadena dolores de hambre. La comida rápida procesada y muchas comidas de microondas "calientan y comen" causan un aumento en la producción de insulina, que el cuerpo usa con bastante rapidez, lo que a su vez hace que el páncreas, el fabricante de insulina del cuerpo, produzca más insulina. Esto conduce a picos en la producción de insulina que se malinterpretan como dolores de hambre, haciendo que el individuo sienta hambre con mucha más regularidad. El antídoto es simple: cocina tus propias comidas, usando solo los ingredientes más frescos y no procesados que puedas manejar.
Obtenga suficientes calorías
Para aquellos con metabolismos altos, es probable que no se ingieran suficientes calorías, lo que a su vez provoca que el cuerpo quiera más alimentos. Esto es doble para personas altamente activas que realizan largos períodos de ejercicio regular, como ciclistas o maratonistas. El adulto sano promedio necesita alrededor de 2, 000 calorías; cuanto más activa es la persona, más calorías necesita. Presta atención a lo que estás comiendo y a contar calorías, y quizás agregando 500 calorías adicionales al día. Recuerde también comer una pequeña cantidad de grasas saludables del aceite de oliva, nueces, pescado graso o aguacates, ya que la grasa provoca sensación de saciedad.
Consulte con su médico
En algunos casos, una causa médica subyacente más grave puede ser el culpable, principalmente la diabetes, que tiene dos distinciones, tipo 1 o tipo 2. El primer tipo es genéticamente heredado, por lo que algunas personas pueden no estar al tanto de su historial de salud familiar. El tipo 2 es una condición que se puede evitar si la persona come de manera responsable y mantiene un peso corporal saludable, pero una vez que se ha diagnosticado, no hay cura. La clave para cualquier tipo es solicitar un análisis de sangre simple a su médico, quien podrá diagnosticar correctamente las afecciones diabéticas o pre-diabéticas y recetarle ejercicio, una dieta adecuada e insulina si la afección es lo suficientemente grave.