Las personas con artritis degenerativa, como la osteoartritis y la artritis reumatoide, generalmente experimentan una aparición gradual de dolor y rigidez en las articulaciones. Sin embargo, las formas agudas de artritis se desarrollan repentinamente. La rápida aparición de síntomas relacionados con las articulaciones demuestra una característica distintiva de estas enfermedades artríticas. Las diversas formas de artritis de aparición repentina con frecuencia implican un proceso infeccioso.
Gota y seudogota
La gota es una causa común de artritis aguda causada por la deposición de cristales de urato en la articulación, más comúnmente en la base del dedo gordo del pie. El dolor intenso aparece repentinamente y la articulación afectada está hinchada, roja y sensible. Los síntomas duran de días a semanas, con una tendencia a persistir más tiempo con cada ataque de gota.
Una condición relacionada pero menos común es la seudogota, ahora conocida como enfermedad por deposición de CPPD. Los síntomas son similares a la gota, pero el tipo de cristal depositado en el espacio articular es el dihidrato de pirofosfato de calcio, o CPPD, en lugar de urato. Al igual que con la gota, los ataques recurrentes son comunes.
Artritis séptica aguda
La artritis séptica aguda es una infección de una articulación, generalmente causada por bacterias. Las bacterias infecciosas pueden ingresar a la articulación directamente a través de una lesión traumática o cirugía. Alternativamente, una infección bacteriana en otro sitio del cuerpo puede extenderse a una articulación a través del torrente sanguíneo. La artritis séptica aguda afecta una sola articulación en aproximadamente el 80 por ciento de los casos. Las articulaciones más comúnmente afectadas incluyen las rodillas, caderas y hombros.
La artritis séptica aguda generalmente se presenta con la aparición repentina de dolor intenso en la articulación afectada, que se intensifica con el movimiento. El área se hincha, se enrojece y se siente cálida al tacto. Otros síntomas posibles incluyen fiebre y una sensación generalizada de enfermedad o malestar general. Las personas con lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, enfermedad de células falciformes, hemofilia, cáncer, diabetes y aquellas con un sistema inmunitario debilitado demuestran un mayor riesgo de artritis séptica aguda.
Artritis Reactiva
La artritis reactiva, también conocida como síndrome de Reiter, es una forma aguda de artritis provocada por una infección en otras partes del cuerpo. La condición más comúnmente surge junto con una infección genital causada por Chlamydia trachomatis o una infección intestinal causada por la bacteria Campylobacter, Yersinia, Salmonella o Shigella.
Los síntomas artríticos asociados con el síndrome de Reiter generalmente se presentan aproximadamente de 2 a 6 semanas después de la infección bacteriana. La artritis reactiva puede afectar una o varias articulaciones, comúnmente involucrando las rodillas, tobillos y pies. El dolor varía de leve a severo. La inflamación de uno o más tendones también resulta común con el síndrome de Reiter. Se puede presentar inflamación de los ojos y erupciones cutáneas o úlceras. La artritis reactiva aguda se desarrolla con mayor frecuencia en hombres que en mujeres.
Enfermedad de Lyme
La enfermedad de Lyme, una infección bacteriana causada por una picadura de una garrapata infectada, puede provocar episodios repentinos y episódicos de dolor articular artrítico si la enfermedad se vuelve crónica. Los episodios de dolor comúnmente involucran las rodillas u otras articulaciones grandes del cuerpo. Los episodios artríticos generalmente resultan breves y generalmente no causan daño articular permanente. La artritis generalmente migra, es decir, se mueve de una articulación a otra con cada episodio de dolor. En algunas personas, los síntomas de artritis persisten después de completar la terapia con antibióticos.
Busque atención médica
Es importante buscar atención médica de inmediato si desarrolla dolor articular repentino, especialmente si tiene fiebre u otros síntomas junto con el dolor. El diagnóstico y el tratamiento tempranos a menudo son importantes para prevenir el daño articular a largo plazo y reducir la probabilidad de complicaciones.