Los suplementos que contienen probióticos (bacterias "amigables" que promueven la salud digestiva y la inmunidad) son cada vez más populares entre los consumidores conscientes de la salud. Según el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM), las ventas de probióticos casi se triplicaron entre 1994 y 2003. NCCAM señala que los probióticos son prometedores como tratamiento para la diarrea, el síndrome del intestino irritable, las infecciones del tracto urinario y el eccema pediátrico. Sin embargo, como todos los suplementos, los probióticos están asociados con algunos inconvenientes.
Evidencia insuficiente
Medline Plus, un servicio de los Institutos Nacionales de Salud, señala que muchos de los usos de L. acidophilus, el probiótico más popular del mundo, no han sido probados. Si bien una buena evidencia científica respalda el uso de acidophilus como tratamiento para la vaginosis bacteriana, no ha habido suficientes ensayos clínicos a gran escala y doble ciego para establecer completamente la noción de que los probióticos pueden tratar otras enfermedades.
Efectos secundarios gastrointestinales
Según los Institutos Nacionales de Salud, los probióticos a veces causan gases leves o molestias estomacales. Sin embargo, este efecto secundario generalmente disminuye con el uso continuo. Este efecto secundario rara vez se observa en personas que toman dosis moderadamente bajas de probióticos.
Posibilidad de infección.
Según los Institutos Nacionales de Salud, las personas con sistemas inmunes gravemente comprometidos pueden experimentar una infección sistémica después de tomar probióticos. Este efecto secundario potencialmente mortal es extremadamente raro. Solo se ha documentado en personas cuyos sistemas inmunes se han visto comprometidos por el SIDA, los medicamentos de quimioterapia o los inmunosupresores.
