Fresas, plátanos, caramelos, bolas de coco: casi todo lo que puedas imaginar se vuelve más dulce cuando lo sumerges en chocolate. A veces, después del almacenamiento, sumergir el chocolate que alguna vez fue brillante y atractivo desarrolla una capa de blanco a gris que parece todo menos apetitosa. Este recubrimiento, conocido como floración, se desarrolla cuando la humedad entra en contacto con el chocolate o cuando las grasas en el chocolate se separan del cacao. Afortunadamente para el conocedor del chocolate, ambos escenarios son prevenibles.
Paso 1
Almacene el chocolate en un lugar fresco y oscuro donde el nivel de humedad no supere el 50 por ciento. Las temperaturas ideales en el área de almacenamiento deben promediar entre 60 y 69 grados Fahrenheit.
Paso 2
Permita que el chocolate sumergido que se ha almacenado en el refrigerador o congelador alcance la temperatura ambiente antes de retirarlo de sus envoltorios. El chocolate frío que entra en contacto con el aire libre forma condensación, lo que resulta en la floración del azúcar.
Paso 3
Templar el chocolate antes de usarlo. Calienta el chocolate a baño maría a fuego lento. Revuelva constantemente con una cuchara de madera, retirando la sartén del fuego cuando el chocolate comience a derretirse. Agregue un poco de chocolate sin fundir al chocolate caliente, conecte un termómetro de caramelo a la caldera doble y deje que el chocolate se enfríe a 80 grados Fahrenheit. Coloque la caldera doble nuevamente a fuego lento, revolviendo hasta que el chocolate alcance los 90 grados Fahrenheit.
Propina
La floración de la grasa es más probable que se forme al sumergir el chocolate almacenado en temperaturas entre 70 y 75 grados Fahrenheit.
No es dañino comer chocolate sumergido afectado por azúcar o grasa.