Después de terminar un entrenamiento duro, debe sentirse adolorido y un poco cansado, como si hubiera desafiado sus músculos pero se recuperará con el tiempo. Si bien los espasmos o espasmos musculares pueden ser normales, los espasmos severos que te hacen sentir que tus músculos están a punto de saltar de tu piel no lo son.
Puede tomar algunas medidas preventivas para asegurarse de no volver a experimentar esta afección. Sin embargo, si lo hace, esto puede indicar un problema más grave, uno que debe discutir con su médico.
Espasmos musculares después del ejercicio
Cuando haces ejercicio, contraes los principales grupos musculares para desarrollar músculo. Jalar una mano hacia el pecho contrae el músculo bíceps, por ejemplo. Cuando estira su brazo, el músculo se alarga.
Experimenta espasmos relacionados con el ejercicio cuando ha contraído los músculos, pero un solo músculo o filamento muscular continúa contrayéndose aunque no lo esté moviendo. A veces, sus músculos pueden contraerse ligeramente, tan levemente que no se da cuenta.
Los espasmos musculares son diferentes porque involucran contracciones de muchas fibras musculares. Un ejemplo común de un calambre o espasmo muscular es un calambre o calambre en la pierna. Los espasmos ocurren repentinamente y pueden ser bastante dolorosos cuando el músculo se contrae fuertemente y se vuelve duro y tenso.
¿Qué causa espasmos y espasmos?
Las contracciones musculares después del ejercicio son comunes si desafías tus músculos más allá de su contracción típica o cuando los músculos se han trabajado hasta el punto de agotamiento. Si el músculo está demasiado estirado o desgarrado durante el ejercicio, pueden ocurrir espasmos.
Otra causa de espasmos y espasmos es la falta de líquidos y minerales, como el potasio y el calcio, que crean desequilibrios electrolíticos, explica MedLinePlus. Esto es particularmente cierto si ha sudado profusamente o está deshidratado cuando hace ejercicio.
Factores de riesgo para espasmos musculares
Varios factores aumentan el riesgo de espasmos musculares después del ejercicio. Estos incluyen aumento de la edad, embarazo y deshidratación. Según la Clínica Mayo, afecciones como la diabetes y los trastornos de la tiroides también pueden aumentar las posibilidades de sufrir calambres musculares. Ciertos medicamentos también aumentan el riesgo, incluidos los diuréticos, las estatinas y los medicamentos para el asma, como el albuterol, informa WebMD.